martes, 13 de marzo de 2018

Texto de contratapa para el libro CAMINATA A VELOCIDAD CRUCERO de Eugenia Courtade, por Charlotte von Mess /// 2017




   Desde los confines de la intimidad, surge lo notorio de cada persona que se anima a contar sus visiones del pequeño mundo que la circunda.
   Eugenia Courtade dice: “Me avergüenza esta prosa pedestre que se estanca o  fluye en largos soliloquios de temas cotidianos o diálogos remanidos.” Ese es uno de los riesgos al publicar un diario personal, porque el momento de seleccionar lo mejor de lo anotado, es como estar en un jardín lleno de yuyos que repiten sus similitudes; superada esa etapa, queda lo ostensible específico sobre los fondos cotidianos de una existencia.
   La solitaria Courtade hace observaciones puntuales de cosas que muchos ven y nadie dice, de modo directo, honesto y cruel. Ella, cuando adolescente, no se diferenciaba mucho de sus propios alumnos de hoy, por lo que en clases se fastidia ante sí misma. Varias de sus conclusiones advierten una elección de vida sobria, eso le ha permitido viajes rústicos a Uruguay y a Europa, construirse una casa y empezar una segunda en las sierras a la par que crece su enojo o cinismo ante los ruidos en general, la basura desperdigada o las derivaciones patéticas en adultos cincuentones que de jóvenes quisieron ser artistas. En “Caminata a velocidad crucero”, la autora no parece ser una hipócrita comedida.

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